A emprender se aprende, Mondragon Team Academy
Leí con interés el planteamiento de la carrera de Liderazgo Emprendedor e Innovación (LEINN) impartida por la Universidad de Mondragón que se publicó el domingo 31 de Marzo en El País/ Negocios.
Se trata de un título de Grado en el que los alumnos basan su aprendizaje en la experiencia: no hay aula, sino oficina. No hay profesores, sino entrenadores. No hay exámenes, sino coevaluación entre los alumnos y análisis de resultados empresariales. No hay asignaturas, sino proyectos empresariales con un marcado carácter social. No hay fronteras, pues el planteamiento de los proyectos es global.
Más allá de lo que pueda decir el artículo sobre lo bien que funciona y los resultados que obtienen los alumnos y entidades que participan en estos estudios, lo que me llamó la atención del planteamiento fue lo siguiente:
Se trata de un título de Grado en el que los alumnos basan su aprendizaje en la experiencia: no hay aula, sino oficina. No hay profesores, sino entrenadores. No hay exámenes, sino coevaluación entre los alumnos y análisis de resultados empresariales. No hay asignaturas, sino proyectos empresariales con un marcado carácter social. No hay fronteras, pues el planteamiento de los proyectos es global.
Más allá de lo que pueda decir el artículo sobre lo bien que funciona y los resultados que obtienen los alumnos y entidades que participan en estos estudios, lo que me llamó la atención del planteamiento fue lo siguiente:
- La rotura con el modelo tradicional universitario. Yo creo que se podría decir que esta titulación de grado se ha creado a partir de una hoja en blanco en la que alguien se preguntó "Qué necesita la sociedad ahora?" y "Cómo podemos conseguirlo?" sin tener en cuenta las infraestructuras existentes, los sueldos de los profesores, el presupuesto para investigación, la reputación del grado,... Como profesora de la UOC consideré en su momento una innovación que la universidad trabajara con profesionales, no sólo con profesores universitarios, que pudieran aportar su experiencia. Sin duda, era una innovación incremental. Me parece rupturista el establecer títulos de grado de esta forma, sin miedo.
- La orientación social, no sólo de los proyectos que se acaban generando, que (dada la edad y el perfil de los emprendedores) de forma "natural" deberían ser sociales, si no también de la difusión del modelo desde la Universidad de Mondragón: "No pretendemos llevar estudiantes a la Universidad de Mondragón, sino que los alumnos pongan en marcha proyectos que generen innovación y riqueza en su propio entorno".
- La innovación abierta como eje de todas las iniciativas de las que habla el artículo, de todos los proyectos empresariales que el artículo comenta. Esto abre una puerta al desarrollo y difusión del concepto de innovación abierta y por tanto del de innovación social, lo que implica la difusión de un concepto, unas habilidades, unas capacidades y una actitud que para mí va a ser clave de futuro.
Por otro lado, si me preguntaran sobre cómo creo yo que se podría mejorar el planteamiento sobre el papel (ya que desconozco por completo el proyecto, aunque me parece muy comprometido e interesante) de estos estudios, haría dos comentarios:
- Dar una mayor importancia al componente local de las iniciativas. La idea es "aprender a hacer lo que podamos con lo que tenemos", y el planteamiento global sólo sirve para proyectos basados en conocimiento. Sería ideal introducir el concepto de "ver qué tenemos" para aprender a "hacer lo que podamos" con ello.
- Dar respuestas a los grandes desafíos de nuestro tiempo. Todos los casos que plantea el artículo son de empresas basadas en la innovación abierta, pero eso, aunque ayuda, no da respuesta a los grandes desafíos de nuestro tiempo. Los desafíos de nuestro tiempo son la energía, la alimentación, el cambio climático, la vida de todos los seres que habitan el planeta...
En cualquier caso, olé por el grado, y olé por la Universidad de Mondragón.
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