Claves del Liderazgo en Innovación

Leo con frecuencia opiniones y visión sobre liderazgo en Innovación. Ahora que la digitalización y la robotización son temas de moda, y son algunos de los grandes desafíos de la innovación de empresas y organizaciones, me pregunto quién o quiénes de los "líderes" (/jefes... o jefecillos!) que conozco está en condiciones de emprender estos procesos con garantía de éxito y qué narrativa puedo construir sobre cómo iniciar estos caminos, a partir de mi experiencia liderando procesos de innovación.

En mi experiencia, hay que transmitir visiones, no asignar tareas. Y para transmitir una visión, el líder tiene que verla, y verla clara. Y para eso, tiene que pararse a estudiar, a pensar, a imaginar, a fantasear, a desechar escenarios imposibles y construir en su cabeza lo que le gustaría que fuera, lo que cree que tiene sentido. Y contar, narrar esta visión a los que le rodean, por arriba y por abajo, en todas direcciones. Narrar la visión permite construirla en las cabezas y los corazones de quienes escuchan y, sobre todo, permite modificarla para mejorarla.

Para liderar grandes procesos de cambio se necesita comunicar, comunicar, comunicar. Y con frecuencia no se prevé tiempo de narrar y comunicar en los proyectos. Es como una energía que no tiene tarea asignada, pero sin la cual el cambio no es posible. Hay que establecer y comunicar claramente un tablero de juego, unas reglas (pocas, las mínimas para poder jugar en primera versión, ya se irá complicando luego el tema a medida que vayamos trabajando y relacionándonos con nuestras compañeras de juego), y definir quién juega. El líder del proceso innovador no es el que desglosa el proyecto en tareas, el que maneja los recursos: es el que transmite lo que se está construyendo y permite que los involucrados contribuyan desde su sitio a que sea una realidad.

En Innovación se busca que las personas desplieguen lo que están llamados a ser, su potencial, por lo que las personas tienen que asumir riesgos y, por consiguiente, equivocarse más de lo que les gustaría, de lo que nos gustaría a todos. Más allá de los errores de actitud, vale la pena que, una vez construida la visión, dejar que el proyecto sea lo que las personas que lo construyen sean capaces de construir. En la cabeza, los proyectos son perfectos. En la vida, son la suma de los esfuerzos de las personas comprometidas con ellos.

Es más fácil liderar en un escenario en el que las personas están ahí porque lo han decidido, están comprometidos con lo que hacen y lo que hacen forma parte del sentido de su vida, pero es más interesante y desafiante en entornos más tradicionales. Sólo para valientes.

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